El grupo municipal del PSOE en Santiago se parte en dos y señala «presiones» de Ferraz
Minutos antes de que empezase la rueda de prensa que había convocado este lunes el grupo municipal de Santiago, el número de sillas ya dejaba entrever que algo sería distinto. De las seis habituales, faltaban dos. Las restantes las ocuparon Gonzalo Muíños -el hasta ahora portavoz municipal socialista al que la directiva de Aitor Bouza impone una suspensión de año y medio- y sus compañeras Mercedes Rosón, Mila Castro y Marta Álvarez; los cuatro concejales que han anunciado su rechazo a la resolución de apartar a Muíños de la militancia. Juntos han argumentado, evidencias en mano, en contra de los diez «incumplimientos» en los que se basa. Y es más: la han señalado como el culmen de una andanada de «presiones» internas por parte de Ferraz con el objetivo, denuncian, de apartar a los ediles de la política local y «suplantar» sus cargos. Por el momento, afirman que recurrirán la resolución ante la Comisión Federal de Ética y Garantía. Pero todo apunta a que lo harán sin el apoyo de Gumersindo Guinarte y Marta Abal, los otros dos concejales de su grupo que, según parece, no se posicionan en su misma línea y no acudieron al encuentro con los medios este lunes. El acto coincidió en el tiempo con una reunión a la que Ferraz había convocado a todo el grupo, con intención de designar como nuevo portavoz a Guinarte. Aunque para eso tendría que tener el apoyo de los concejales díscolos, que ya se habían mostrado contrarios -y además no acudieron al llamamiento-. Pese a las advertencias de la directiva, los cuatro se mantienen firmes en su postura y han recordado que el procedimiento, ahora, ante todo pasa por que finalice el periodo de alegaciones. Mientras que el secretario no nombre a un nuevo portavoz y cuente con el «apoyo mayoritario» del grupo municipal, Muíños sigue en su cargo, ha subrayado él mismo. Los cuatro concejales han denunciado haberse visto sometido a «presiones» en el seno de su grupo en pos de «intereses» personales o partidistas. El más concreto ha sido Muíños, revelando que desde Ferraz se le ofreció su permanencia en el siguiente mandato y una mayor integración a cambio del «despido» de dos de sus compañeras; algo a lo que, ha dicho, se negó en rotundo por contradecir sus «principios». Sus tres compañeras, menos específicas, sí revelaron que se les llegó a «señalar la puerta» si no cumplían las instrucciones. Además, ante las declaraciones del secretario xeral socialista, José Ramón Gómez Besteiro, aludiendo al «respeto» por «las normas del PSdeG» y a las consecuencias de su incumplimiento, Castro y Rosón han afirmado que estas se quebraron «desde el primer momento» y «solo una de las partes», en alusión a Ferraz. Y ambas le han trasladado la petición de que «revise» el acta de suspensión y «remedie» la situación si considera que debe hacerlo -él, que «sufrió en primera persona los injurios» en la política- y que, sobre todo, «no se preste a ser cómplice». (Noticia en ampliación)
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