La estrategia posible y la deseable

Pequeña reflexión sobre la tensión permanente implícita en toda reflexión estratégica: ¿cuánta ambición y cuánta realidad introducir en el proceso? Spoiler: no hay solución única.

Jan 23, 2025 - 04:51
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La estrategia posible y la deseable

Cuando trabajas estrategia con una empresa todo el tiempo te enfrentas a lo posible y a lo deseable. Quiero pensar que es un ejercicio de realismo optimista. Miras, por ejemplo, un DAFO y descubres que mucho de lo que allí se escribe puede bailar de un lado a otro del análisis: las amenazas encierran oportunidades y viceversa, y las fortalezas contienen en sí mismas debilidades y al revés. Sirve lo uno y lo contrario. En gran parte depende del espíritu con que los equipos afrontan los análisis. Creo que son importantes en sí mismos (el proceso de análisis y diagnóstico es enriquecedor como tal), pero también creo que es importante relativizar su valoración. Positivo o negativo son conceptos que se mueven en función de circunstancias del momento y de cómo se interiorizan en la organización.

Normalmente lo posible nos acerca a la línea base. El ejercicio de realidad que implica es importante. No conviene olvidar que necesitamos alimentar nuestros proyectos de éxitos cada cierto tiempo. La humildad es una buena compañera para ir encontrando esos quick wins que se convierten en alimento del progreso y de que, efectivamente, se puede.

Por su parte, lo deseable, lógicamente, eleva nuestra mirada. Dibuja la tensión de aquello que se intuye alcanzable, pero que implica un auténtico reto. Es el terreno de la imaginación y también de la ambición. ¿Con cuánta gasolina llenar este tanque? Cada organización necesita dosis diferentes. Incluso necesita lenguajes diferentes. Insistir en exceso en lo que podríamos llegar a ser implica motivación y también riesgo. ¿Qué tolerancia a la frustración parece tener esta organización que está inmersa en su reflexión estratégica?, ¿cómo se arregla con sus fracasos? ¿Es de las que busca culpables o socializa lo sucedido para incorporarlo como fuente de aprendizaje?

Siempre digo que cuando trabajas estrategia, lo primero de todo es entender sus patrones culturales básicos. De nuevo estoy hablando de la fase cero de un proyecto de consultoría, un concepto del que he escrito en REDCA, el blog de la Red de Consultoría Artesana. Ahora mismo estoy acompañando a un alumno de nuestro MBA Executive en Mondragon Unibertsitatea en su trabajo fin de máster. Como máximo responsable de una organización que ve oportunidades claras para diversificar, se enfrenta a la constante reflexión en torno a este binomio: lo posible y lo deseable. Lo más sencillo es aplicar criterios para que las diferentes opciones pasen por el filtro de lo que nos podría dar y lo que nos podría quitar. En gran parte, nos jugamos la autoestima. Y puede ser importante jugar bien en el tablero. Porque el éxito suele conducir al éxito y el fracaso al fracaso. En este sentido, demasiadas veces la dinámica se vuelve perversa por su lado negativo.

Esta doble perspectiva también me lleva a considerar la psicología de los equipos que participan en una reflexión estratégica. Vale, puede ser la suma de la psicología individual de cada persona, pero a veces se detecta claramente que hay una consideración colectiva del riesgo o del fracaso que condiciona la formulación. El lenguaje construye la realidad y es importante que, en función de cómo la organiza interioriza éxitos y fracasos, juguemos bien nuestras cartas en el tablero de lo posible y lo deseable. Larga vida al relativismo estratégico. O algo así, ¿no?

Imagen de carl_watermark en Pixabay.

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