Barcelona cede ante la 'inquiokupación'

El Ayuntamiento de Barcelona ha comprado por nueve millones de euros el edificio de la Casa Orsola , un inmueble en pleno barrio del Eixample que había sido objeto de protestas callejeras en contra del desalojo de sus habitantes según ordenaban varias sentencias judiciales. Con la compra y el compromiso de que los inquilinos puedan seguir viviendo en sus casas pagando rentas muy por debajo del precio de mercado, Jaume Collboni pone fin a un problema político a costa de un perjuicio de las arcas públicas de su ciudad. Desde una perspectiva económica, el uso de fondos públicos para absorber conflictos privados genera dudas en cuanto incentiva a quienes desafían las decisiones judiciales y validan el chantaje y los desórdenes públicos. Si bien es cierto que gracias a la operación los inquilinos encuentran una solución a su problema y que Barcelona aumentará en 27 viviendas el mermado parque de vivienda pública, también se refuerza la inseguridad de los propietarios frente a la 'inquiokupación' que reduce la oferta, aumenta los precios y dificulta el acceso a una casa a los más vulnerables. Las políticas de protección a la okupación, que han tenido en la Barcelona de Colau su banco de pruebas, se han mostrado perniciosas y han agravado el problema de la vivienda en la Ciudad Condal más que en ningún otro lugar.

Feb 7, 2025 - 22:14
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Barcelona cede ante la 'inquiokupación'
El Ayuntamiento de Barcelona ha comprado por nueve millones de euros el edificio de la Casa Orsola , un inmueble en pleno barrio del Eixample que había sido objeto de protestas callejeras en contra del desalojo de sus habitantes según ordenaban varias sentencias judiciales. Con la compra y el compromiso de que los inquilinos puedan seguir viviendo en sus casas pagando rentas muy por debajo del precio de mercado, Jaume Collboni pone fin a un problema político a costa de un perjuicio de las arcas públicas de su ciudad. Desde una perspectiva económica, el uso de fondos públicos para absorber conflictos privados genera dudas en cuanto incentiva a quienes desafían las decisiones judiciales y validan el chantaje y los desórdenes públicos. Si bien es cierto que gracias a la operación los inquilinos encuentran una solución a su problema y que Barcelona aumentará en 27 viviendas el mermado parque de vivienda pública, también se refuerza la inseguridad de los propietarios frente a la 'inquiokupación' que reduce la oferta, aumenta los precios y dificulta el acceso a una casa a los más vulnerables. Las políticas de protección a la okupación, que han tenido en la Barcelona de Colau su banco de pruebas, se han mostrado perniciosas y han agravado el problema de la vivienda en la Ciudad Condal más que en ningún otro lugar.